Ha tenido siempre como una de sus principales preocupaciones la política criminal, cuyas cuestiones más problemáticas ha ido abordando a lo largo de los años. A sus tempranos trabajos impulsores de la reestructuración del derecho penal sexual se han ido añadiendo contribuciones relevantes sobre tráfico y consumo de drogas, aborto, disponibilidad de la propia vida y eutanasia, blanqueo de capitales, corrupción urbanística o privacidad en lugares públicos, entre otras. Con el paso del tiempo, convencido de la primacía de la política criminal entre las ciencias penales, ha ido produciendo trabajos comprensivos sobre los modelos político-criminales en juego en el mundo contemporáneo, que intentan entender las profundas transformaciones que está experimentando el control penal así como sugerir líneas de evolución racionales y socialmente viables.
Miembro entusiasta del Grupo de estudios de Política criminal, ha colaborado de forma intensa en sus actividades y en la elaboración de las numerosas e influyentes propuestas políticocriminales que de tal colectivo han emanado en los últimos veinticinco años.
Toda esa labor la ha desarrollado participando al mismo tiempo de forma constante en los debates sobre temas nucleares del derecho penal, en especial de la teoría jurídica del delito, y sin perjuicio de sus numerosos estudios sobre delitos concretos de nuestro código penal. Impulsor de la criminología empírica en nuestro país a través del Instituto andaluz interuniversitario de Criminología y con diferentes contribuciones personales, considera que solo la interrelación entre las diversas disciplinas penales podrá dar lugar a un derecho penal más justo y eficaz.
La deriva irracional en la que se encuentra la actual política legislativa penal, campo de reflexión insuficientemente tratado, constituye uno de los temas que concentran su atención en estos momentos.