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Georg Trakl (1887-1914) escribió Rilke que en su obra «la caída es excusa para la ascensión imparable». Trakl dedicó su breve vida por entero a la creación poética. En sus poesías concentró la belleza de imagen y sonido en una nueva realidad significativa, surgida de la inmersión en la interioridad y en la explosiva soledad del subconsciente. En su extrañamiento de la sociedad, realizó la trágica paradoja de defenderse como individuo en el lenguaje a través de la ruina del mismo, única garantía de la autenticidad del poeta.